Timeline Familia Añorga-Rezola

De la familia Añorga a la fábrica Rezola:
El nacimiento de un barrio

Convenio para la apertura de una fábrica de cal hidráulica

El 9 de octubre de 1858 se establecieron las bases de lo que, unos años después sería la fábrica Cementos Rezola. Los hermanos Miguel y José María Rezola, junto con su socio Miguel Otaño, constituyeron una sociedad cuyo objetivo era la apertura de una fábrica de cal hidráulica llamada La Esperanza. Dos años antes, en 1856, los hermanos alquilaron a Tomás Joaquín de Añorga la finca Añorga-Chiqui, ubicada junto al camino de Lasarte, por un período de diez años para aprovechar sus aguas en la extracción de cal.

Tres años más tarde, el 25 de septiembre de 1861, José María Rezola compró el molino y los derechos de explotación de la cantera Arteagaco-biscarra. Así mismo, estableció un convenio con la familia Añorga, por el que pagaría 2.000 reales anuales para construir el trazado del ferrocarril que atravesaría el terreno argomal y robledal del caserío Añorga-Aundi.

Cementos Rezola se asienta en la ubicación actual

Ante la temprana muerte de José Mª Rezola Gaztañaga, en 1867, su viuda Dorotea Olasagasti Irigoyen, se hizo cargo del negocio, constituyendo la sociedad Vda. e Hijos de J. M. Rezola.

Al final de la última década del siglo XIX, los herederos de la empresa, Bernardo, María y Ricardo Rezola Olasagasti, crearon la sociedad colectiva Hijos de J. M. Rezola. En 1888, Ramón Añorga, junto a los hermanos Bernardo y Antonio Rezola de Olasagasti, hijos de José María Rezola, firmaron un contrato de promesa de compra del caserío Añorga-Aundia, propiedad del primero.

El 16 de junio de 1889, se procedió, ante notario, a firmar las escrituras de compra-venta de la finca. A los compradores Bernardo y Antonio se incorporó la tercera hermana, María Rezola Olasagasti.

Antigua fábrica de Cementos Rezola

La venta de la casa solar y el nacimiento del barrio de Añorga

La casa solar de Añorga, ubicada en las afueras de San Sebastián, no sólo fue testigo de siglos de historia familiar y relevancia social, sino que también jugó un papel crucial en el nacimiento del barrio homónimo.

A finales del siglo XIX, la venta de la Casa Solar a los hermanos Rezola para la construcción de la fábrica de cementos, marcó un punto de inflexión en el desarrollo de la zona. La llegada de la factoría transformó el paisaje rural en un centro industrial, atrayendo trabajadores y generando un nuevo dinamismo económico.

La venta, no solo significó la transformación de un espacio ancestral, sino que también dio origen a un nuevo barrio que se consolidó como un núcleo urbano con identidad propia. Éste, se benefició del auge económico generado por la cementera, contribuyendo a la configuración del paisaje urbano actual de San Sebastián.

En definitiva, la historia de la Casa Solar y el barrio de Añorga es un ejemplo tangible de cómo el pasado puede dar lugar a un futuro próspero y prometedor.

Vista del barrio de Añorga
Scroll al inicio